Cuando cambiara la situacion en Venezuela
La pregunta que da pie a este artículo es recurrente para
cualquier analista o investigador que siga la coyuntura en Venezuela. Es una
pregunta “fija” al terminar una presentación sobre el entorno económico en
Venezuela. ¿Cuándo termina esto? ¿Hasta cuándo aguanta?
Justamente por ser una pregunta común es que su respuesta no
es sencilla y tiene diferentes aristas al ser abordada. Aquí hablaremos del
contexto económico, aunque el mismo no puede desligarse del escenario político.
Lo primero es no caer en la tentación del optimismo fácil,
ese del estilo de la “autoayuda”:
Venezuela vive un proceso complejo cuyo desenlace no es algo
fácil de prever y cuyo ciclo tiene todos los elementos para ser largo y
complejo. Soy un convencido que Venezuela vive un proceso de transición
política, pero es un proceso lento, más lento de lo que la mayoría de los
venezolanos estamos dispuestos a tolerar. Y este es el primer elemento que hay
que internalizar.
Quien opere en Venezuela tiene que diseñar una estrategia de
“resistencia” para el corto, mediano y largo plazo. Así el tema no es tanto
¿hasta cuándo? Sino ¿cómo puedo resistir y surfear un contexto tan complejo? Es
una pregunta que no solo deben hacerse los estrategas empresariales sino también
en el seno de las familias, e incluso a título personal.
Segundo, para entender el ¿hasta cuándo? Hay que
internalizar otra pregunta clave: ¿por qué el chavismo mantiene un modelo
invariable en sus grandes líneas? La respuesta tiene elementos de diversa índole.
Acá solo me voy a referir al económico – financiero: principalmente, porque
todavía no se han quemado todos los cartuchos o en criollo, porque todavía hay
margen para raspar la olla, esto es, liquidar activos o seguir corriendo la
arruga.
En la medida que el chavismo pueda obtener (o sacar)
recursos para cerrar la brecha externa, va a seguir postergando los ajustes,
que no son sencillos y que además les genera serios riesgos en el campo
político y/o a lo interno de la coalición que gobierna.
Desde 2012, el flujo de caja en divisas del Estado
venezolano es deficitario. Y ya estamos en 2017 con otro déficit en frente que
podría fluctuar entre $12,6 mil millones y $6,4 mil millones, dependiendo del
nivel que alcance la cesta petrolera. Esta especie de “déficit externo
estructural” ha sido financiado a través de un cóctel explosivo que incluye:
recorte de importaciones, liquidación de activos y endeudamiento. Más allá del
costo, les ha funcionado. Sin embargo, los recursos no son finitos y los
recortes tienen un límite.
De cara a 2018, ya la posición de activos a liquidar se
reduce considerablemente y la capacidad para seguir recortando importaciones
parece haber llegado a su fin. Esta perspectiva financiera ofrece una primera
aproximación del ¿hasta cuándo?: más allá de 2017, es muy difícil para el
chavismo continuar con este tipo de ajuste porque ya los recursos se agotan.
Por supuesto, asumiendo que un alza inusitada del precio petrolero no se
avizora en el horizonte.
Tercero, entra en juego la economía política. Es claro que
el chavismo no es una unidad monolítica, sino más bien una amalgama de
facciones, con intereses diversos. Nicolás Maduro, a diferencia de Hugo Chávez,
ha tenido dificultades para controlar estas facciones.
De hecho, durante la gestión de Maduro esas facciones han
ganado autonomía, operando con discrecionalidad en variados ámbitos. Este punto
lo comento porque estoy convencido que una de las razones por la que el
chavismo no ha podido estructurar un ajuste que permita hacer viable la
situación económica tiene que ver con el esquema de reparto de rentas entre las
facciones. El caso más evidente, pero no el único, es el ámbito de la política
cambiaria.
Así que el tema del ¿hasta cuándo? también tiene que ver con
la capacidad que una facción logre imponerse con fuerza sobre el resto. Hasta
ahora eso no ha ocurrido, y las facciones en pugna miden con mucha cautela los
pasos a dar, para no ser desplazadas o neutralizadas, como ha ocurrido con
algunos grupos en el pasado reciente y no tan reciente también. Por supuesto,
esto conlleva un riesgo: ¿qué pasa si la facción triunfante es la más radical?
Entonces allí la dinámica cambia. Soy de la opinión que las facciones más
pragmáticas podrían desplazar a los radicales, por la dinámica interna y la
situación de la economía. Pero esto está lejos de ser una certeza.
Así, la próxima etapa que veo en esta transición que avanza
en Venezuela es un proceso de decantación (y/o depuración) a lo interno del
chavismo, donde una facción se fortalezca y tenga capacidad para realizar
reformas más profundas que busquen darle viabilidad al modelo. Por supuesto,
esta situación es dinámica.
Hay muchos factores imponderables que pueden atrasar,
acelerar o abortar este proceso. Pero en la estrategia trazada por el chavismo
está retener el poder y esto pasa en el mediano plazo por realizar cambios que
hoy lucen imposibles. Veremos.
Fuente: http://elestimulo.com
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